Los ángeles son seres espirituales, por lo que es posible que carezcan de una forma física definida. Sin embargo, poseen la capacidad de adoptar la forma humana. Así se aprecia en los registros bíblicos.

Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, en el Génesis, se presentan como un Ish, que en hebreo significa “individuo”, “varón”, y parecían hombres normales, comunes y corrientes. Algunos expertos en el tema indican que parecían flotar y en ocasiones se deslizaban suavemente. La Biblia relata que a Abraham (Génesis 18:1-19) se le aparecieron la divinidad y dos ángeles en forma de tres varones y comieron con él.

En general, a lo largo de la Biblia, y sobre todo en el Antiguo Testamento, los ángeles se presentan como hombres. Otro ejemplo de ello es cuando Josué, cerca de Jericó, alzó los ojos y vio a un varón delante de él, quien tenía una espada desenvainada (Josué 5:13-14). Ya en el Nuevo Testamento, en Marcos 16:5 se narra que tres mujeres acuden al sepulcro de Yeshúa, o Jesús, y al entrar vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron.

Son múltiples los pasajes que aluden a ángeles en la Biblia, pero nunca aparecen en toda ella con forma de una mujer.

En otras ocasiones no se presentan como humanos, sino con un aspecto colosal y a veces aterrador, como sucede a los guardias de la tumba de Jesús, que quedaron pasmados como si estuvieran muertos cuando vieron al Ángel del Señor (Mateo 28:4).

En relación con Noé, los exégetas dicen que era hijo de Bat-Enosh y Lamec, pero algunos dudan de la paternidad de Lamec y sostienen que fue el ángel Samyaza el que lo engendró cuando Bat-Enosh hizo un largo viaje y lo conoció en la ciudad de Aradis, cerca del Monte Armón.

Fuera del Génesis, en algunas ocasiones a los ángeles se les describe con alas. Es el caso de los querubines sobre el Arca del Pacto (Éxodo 25:20). También el profeta Isaías contempló serafines alados en su famosa visión del trono del cielo y cada uno tenía seis alas.

En Daniel 10:5-6 hay una descripción muy completa de un ángel: “Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino y ceñidos sus lomos de oro de Utaz; su cuerpo era como de berilo y su rostro parecía un relámpago con ojos como antorchas de fuego con brazos y pies de color de bronce bruñido y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud”.

Los Malajim o ángeles

Los Malajim o ángeles son esencialmente mensajeros que reciben órdenes de los de arriba. Sus nombres hacen referencia más a una función que a un individuo y tienen tareas específicas.

Los antiguos semitas creían que el mundo estaba rodeado por muchos seres activos que manifestaban el poder y grandeza de deidad.

Malaj, singular de Malajim, además de “mensajero”, significa “yendo y viniendo”, lo cual implica una orden de trabajo, así que un ángel, según la Biblia hebrea, es un mensajero que va y viene, es un delegado, un embajador incansable que reparte información, un intermediario entre el cielo y la tierra.

Y al principio de la Biblia hebrea no tienen alas y parecen completamente humanos.

Existe mucha confusión en cuanto a su aspecto, ya que la mayoría de la gente cree que son criaturas aladas y con una aureola de luz. No obstante, esta imagen se debe a las representaciones que de ellos hicieron los artistas renacentistas y está muy alejada de las descripciones bíblicas.

Los ángeles son servidores y mensajeros que tienen misiones. Algunos expertos dicen que se originaron en el segundo día de la creación. Dotados de libre voluntad, fueron creados para asistir y ayudar a los hombres y también a naciones enteras.