La generosidad no existe aislada, no es una actitud de origen sino una consecuencia. Tampoco es una virtud por separado que se adquiera a voluntad.

Es un fenómeno que proviene de tu interior, que únicamente se irradia desde ahí y que es imposible detener una vez que decides abrir el gran portón de tu templo interno.

Tu templo interno… Lo puedes repetir millones de veces y también hacer meditaciones y ejercicios de respiración constantemente, y no saber lo que estás haciendo. Y así seguir por tiempo indefinido.

Hasta que un día decides abrir los ojos a nuevas realidades y te das cuenta de que existe algo mucho más grande muy dentro de ti y que necesitas una gran intuición, inquietud y esfuerzo para darte a la tarea de llegar a recordarlo tal cual es.

Toma tiempo, concentración y una gran disciplina dejar fluir todos estos bellos sentimientos.

Tu templo interno es aquel inmenso imán que te mantiene perfectamente alineado con tu origen, con tu esencia, con el TODO llamado Dios, Mente Creadora, Divinidad, Padre Celestial y de muchas otras formas.

Pero ¿cómo darte cuenta, cómo recordar, cómo armonizar? Estas son las eternas interrogantes, el constante reto.

Tu conciencia superior despierta, es la que inicia esa hermosa apertura, la que recorre ese espeso velo de tus ojos y de tu Mente y te hace ver y sentir cosas indescriptibles e inimaginables.

Es entonces cuando te descubres tal y como eres, cuando sabes sin temor a equivocarte que tan sólo eres Amor, misericordia, generosidad…

Sé consciente de tu Ser

Para poder iluminar, dar, necesitamos estar conscientes de nuestro Ser, y es entonces cuando brotamos como una cascada y nos damos a los demás con los brazos abiertos, damos recursos, tiempo, compañía, agradecimiento, sonrisas, caricias, alegría, paz, calma, consuelo, por nombrar algunos regalos generosos que llevamos dentro.

La generosidad es el resultado de una suma de fuerzas.  Los múltiples vectores involucrados, tan solo son Amor, desde diferentes ángulos, con distintas intenciones, en tiempos diferentes, que brillan en forma distinta y desencadenan reacciones impredecibles.

La generosidad se refleja y regresa en el momento menos esperado.

La generosidad es la respuesta, la solución a todos y cada uno de los problemas de los que adolece la humanidad en estos momentos tan difíciles por los que transitamos en nuestro planeta. Una sola actitud de luz que nos ha hecho brillar por toda una eternidad…

Y tú, querido lector, ¿qué necesitas, dar o recibir?

Cuéntanos tu historia, comparte, interconéctate con tu entorno y brilla, brilla como nunca lo has hecho antes…