¿Para qué vivimos? – La Cueva del Ángel


¿Para qué vivimos?

, POR Silvia Bazan

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¿Para qué vivimos?

La felicidad es un profundo sentimiento de paz que se genera dentro de ti.

Si no vivimos para ser felices, ¿entonces cuál es la razón de existir?

Desde pequeños comenzamos a escoger y a interactuar con situaciones que nos producen sentimientos opuestos. Los niños son muy auténticos al respecto, por eso pueden pasar de la risa al llanto en un segundo y repetirlo hasta el cansancio.

Pero, ¿qué sucede cuando crecemos y aparecen los amiguitos, los buenos y los regulares, los generosos y los envidiosos, los padres responsables y comprensivos, los rígidos y sofocantes y los apáticos e ignorantes, las parejas armónicas y las catastróficas?

Todo esto se vuelve un incalculable cúmulo de decisiones importantes desde edades insospechadas que nos van enseñando poco a poco a saber lo que queremos y, lo más importante, nos enseña a reconocer aquello que no queremos, aquello de lo cual quisiéramos mantenernos alejados.

En algún momento nos damos cuenta de que todas estas decisiones provienen únicamente de nuestro ser en completa y absoluta libertad, que tienen repercusiones muy importantes de satisfacción o desasosiego y que estos sentimientos son reflejados hacia nuestro entorno.

Estas experiencias son una prueba universal por la que todos pasamos y es aquella que nos lleva intuitivamente a apreciar los buenos sentimientos, los que nos dan bienestar y felicidad inherente.

Cuando a la pregunta propuesta desde un principio: “¿Para qué vivimos?”, alguien responde espontáneamente en forma llana y simple: “¡Para ser felices!”, lo más seguro es que se le tache de egoísta.

La felicidad es un estado absoluto de tu esencia, de tu origen, siempre proveniente de sentimientos de amor, calma y equilibrio, que se va recordando y acumulando a medida que vas avanzando y creciendo en tu ser interior.

Es un profundo sentimiento de paz que se genera dentro de ti. No se compra, no se adquiere, no se pide… Tan sólo se puede reflejar exponencialmente y tiene alcances ilimitados.

Requiere de una inmensidad de amor, de una gran disciplina y determinación… Es ese hermosísimo sentimiento que, si no se recuerda y se cultiva, no se puede reflejar.

La felicidad es una actitud vital, una semilla de cultivo con eco, de espiritualidad, de sabiduría y bondad.

Cuántas veces hemos escuchado: “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”, “Ponte las sandalias del pescador”, “Vuélvete peregrino”. ¿Acaso no nos duele la cabeza tratando de buscarle un significado coherente a todo esto y no sólo una vez, sino en múltiples ocasiones?

Esto nos sucede porque nos rehusamos a contestar la pregunta más básica de nuestra existencia por temor a ser juzgados:

¿Para qué vivimos?

¡Para ser felices! La felicidad y el amor son la fuente de energía divina y el alma es su lugar de residencia, alma inquieta y traviesa, capaz de caer en los hoyos más profundos y volverse a levantar para trepar a las montañas más elevadas.

Porque vivimos para ser felices. Lo hacemos por Amor.

Y tú, mi querido lector, ¿puedes vislumbrar que, si no tienes felicidad, no podrás ser Luz para los que amas…  que, si te pones en los zapatos de los demás y caminas con ellos, los podrás entender y ayudar con armonía... que todo aquello que vas logrando y recordando no es más que un reflejo de tu alma, residencia de amor y felicidad? ¿Puedes ver que la felicidad es tu misión absoluta de vida, tu única misión? Qué absurdo se escucharía en este momento que alguien se atreviera a afirmar que si nada más vives para ser feliz eres un egoísta, ¿no te parece?

Luz y amor eres y serás y harás como sabes y te ha sido dicho...

La felicidad es una actitud vital, una semilla de cultivo con eco, de espiritualidad, de sabiduría y bondad.

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